
Computación bajo demanda: la tendencia reciente en soluciones en la nube
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Si hablamos de computación en la nube puede que no sea algo novedoso, es una solución que se viene implementando desde hace varios años en empresas de distintos tamaños y sectores, pero es conveniente hablar de las tendencias del momento, como por ejemplo la computación bajo demanda.
“La computación bajo demanda (ODC) es un modelo de entrega en el que los recursos informáticos se ponen a disposición del usuario según sus necesidades. Estos recursos pueden mantenerse dentro de la empresa del usuario o ser puestos a disposición por un proveedor de servicios en la nube”, así lo explican en TechTarget.
Esta tendencia la hace ideal para empresas que tienen recursos económicos limitados y necesitan ajustar su presupuesto a exactamente lo que van a necesitar y utilizar en la nube.
La evolución reciente y las tendencias que impulsan este modelo
En los últimos años, la tendencia hacia la computación bajo demanda ha ganado impulso por varias razones:
1. Crecimiento explosivo del mercado de nube
El mercado global de computación en nube sigue expandiéndose de forma sostenida. Según un informe de BCC Research (2025), se proyecta que el mercado de tecnologías de nube pase de unos USD 738.2 mil millones en 2025 a casi USD 1.6 billones para 2030 (CAGR de aproximadamente 17.2 %). Esto evidencia cuán estratégico se vuelve para las empresas adoptar modelos flexibles que aprovechen al máximo esa inversión.
2. Mayor adopción y madurez de soluciones híbridas y multicloud
Según la encuesta State of Cloud Computing 2025 de Parallels, más del 50 % de las organizaciones ya utilizan múltiples proveedores de nube (multicloud), y un 27 % planean adoptar modelos híbridos combinando recursos on-premise y nube pública. Esta diversificación incentiva que los clientes puedan migrar cargas entre ambientes según demanda, sin depender de una sola infraestructura.
3. Presión por eficiencia de costos y consumo bajo demanda
Muchas empresas han identificado que mantener servidores infrautilizados es un desperdicio. La migración al cloud permite transformar gastos fijos en variables: pagas sólo por lo que usas. Un estudio realizado por Foundry (2025) señala que el 70 % de los tomadores de decisiones en TI afirma que su organización ha acelerado la migración al cloud en los últimos 12 meses, y muchas de esas migraciones se orientan precisamente hacia modelos de consumo.
4. Demanda de inteligencia distribuida y baja latencia
Las aplicaciones modernas (IoT, realidad aumentada, edge computing) requieren procesamiento cercano al usuario. Modelos como nube distribuida o distributed cloud están ganando terreno precisamente al extender la lógica de cómputo hacia puntos cercanos al usuario, todavía con la filosofía de “pago por uso”. Akamai, en un análisis reciente, ha resaltado cómo la computación distribuida pretende acercar recursos al usuario final para reducir latencia y optimizar costos.
5. Uso intensivo de IA y demanda de potencia computacional
La demanda de centros de datos inteligentes y adaptados para cargas de IA está creciendo de forma explosiva. McKinsey estima que la capacidad de centros de datos ajustada para IA podría crecer un 33 % anual entre 2023 y 2030 para satisfacer las nuevas cargas de trabajo, lo cual fuerza que las arquitecturas reduzcan desperdicio y ajusten capacidad cuando sea necesaria.
La combinación de estas tendencias convierte a la computación bajo demanda en una estrategia no solo deseable, sino casi obligatoria para empresas que quieren competir con eficiencia técnica y económica.

Comparativa: alojamiento web tradicional vs. computación bajo demanda en la nube
Cuando un cliente llega preguntando si necesita “hosting web” o “solución en la nube”, conviene tener claras las diferencias y los escenarios en que la computación bajo demanda se impone:
Hosting web tradicional | Nube con computación bajo demanda |
---|---|
Recursos fijos: el proveedor asigna recursos específicos (CPU, memoria, almacenamiento) al sitio web, independientemente del uso real. | Escalabilidad instantánea: puedes subir o bajar recursos automáticamente según tráfico, sin intervención manual. |
Menos flexibilidad: escalar requiere migraciones o cambios de plan, no un ajuste instantáneo. | Modelo de pago por uso: solo pagas por procesamiento, almacenamiento, I/O que efectivamente consumes. |
Costo generalmente predecible: pagas un monto fijo mensual o anual, aunque puede requerir sobredimensionar para soportar picos. | Alta disponibilidad y resiliencia: múltiples zonas/regiones, redundancia incorporada. |
Adecuado para cargas estables y previsibles: si tu tráfico es constante, el hosting puede ser suficiente. | Ecosistemas de servicios conectados: puedes añadir funciones (IA, base de datos gestionada, análisis) fácilmente. |
Para alguien que está decidiendo entre estos dos caminos, la computación bajo demanda en nube suele ofrecer mayor protección frente a incertidumbres de tráfico o expansión futura, evitando la sobreinversión inicial.