Al hablar de desarrolladores de software, lo primero en lo que piensan todos es en su conocimiento y experiencia técnica. Y tiene sentido, ya que son los encargados de darle forma a los proyectos de software que necesitan las compañías. Pero un perfil de desarrollador de software también debe contar con otro tipo de habilidades, igual de importantes que las técnicas.
Nos referimos a las soft-skills, o habilidades suaves. Este término viene resonando desde hace un par de años, cada vez con más potencia, ya que se ha convertido en un aspecto muy importante en los profesionales de tecnología y en los proyectos en sí.
Las soft-skills se refieren a aquellos atributos personales que son necesarios para ser exitosos en el trabajo. Son habilidades que no tienen nada que ver con el lado técnico, se asocian más a la forma de trabajar de una persona. Por ejemplo, su capacidad para comunicarse de forma oportuna o la atención que la persona pone a los detalles.
Las habilidades blandas son tan necesarias e importantes como las habilidades técnicas. Imagina, por ejemplo, que una compañía contrata a un desarrollador de software talentosísimo en lo técnico, pero es una persona pedante, desorganizada y con pocas habilidades de comunicación. Probablemente no lleve adelante el trabajo de una manera efectiva.
Las compañías le están dando cada vez más peso a las soft-skills, porque esto fomenta también un buen ambiente de trabajo, en el que se consiguen las metas de los proyectos, con un equipo que trabaja en armonía y colaboración.
“Las habilidades blandas son importantes porque te ayudan a trabajar bien con los demás. Las habilidades de comunicación, el trabajo en equipo y la adaptabilidad le permiten conectarse con compañeros de trabajo, expresar sus ideas, recibir comentarios y lograr consenso”, explicaron al respecto en un artículo del portal The Balance.
Cualquier experto tecnológico te dirá que la comunicación es una de las habilidades suaves indispensables en el perfil de un desarrollador de software. Sin comunicación, no hay éxito. Un desarrollador de software debe ser capaz de comunicar de forma oportuna y efectiva las necesidades que tenga el proyecto, si hay que hacer algún ajuste, explicar los avances del proyecto. No basta solo con ser un experto en la parte técnica.
La comunicación tiene varios niveles: la comunicación con el equipo de trabajo, la comunicación con los clientes y la comunicación con los compañeros remotos. Se debe ser muy paciente y empático al momento de comunicarse.
Muchas veces en el desarrollo de software los avances no son lineales. Hay subidas y bajadas, momentos en los que los desarrolladores de software deben buscar soluciones a cualquier clase de problema inesperado. Es por eso que es muy valioso que un desarrollador de software tenga pensamiento crítico y analítico para crear soluciones y desglosar un problema hasta hallar el origen y su posible arreglo.
Hay muchos desarrolladores de software que prefieren trabajar solos e independientes, sin estar atados a un equipo. Ciertamente pueden ser muy talentosos, pero nadie puede trabajar solo y mucho menos un programador. Esta clase de perfiles siempre estará conectado a un diseñador UX, a un ingeniero de QA, por ejemplo. Por eso, es necesario que un desarrollador de software cuente con habilidades de trabajo en equipo, que sepa comunicarse oportunamente y delegar trabajo. Un equipo de desarrollo de software debe funcionar como un engranaje para que el proyecto llegue a buen término.
La industria tecnológica cambia prácticamente todos los días, por lo que el aprendizaje continuo es intrínseco al perfil de un desarrollador de software. Es muy valioso que siempre esté aprendiendo nuevas tecnologías, nuevas herramientas y metodologías, ya que eso aportará mayor valor y calidad al producto final.
En todo oficio es importante el manejo del tiempo, pero más en el caso de los desarrolladores de software, quienes trabajan con una planificación y con fechas de entrega. Alguien que no sepa manejar su tiempo ni sus tareas, solo retrasa el proyecto y provoca desperdicio de tiempo y de dinero.
Más que un desarrollador esté totalmente seguro de que sabe o conoce algo, debe ser capaz de ser receptivo y tener la mente abierta para escuchar a sus compañeros de equipo. Debe estar abierto a nuevas ideas y nuevas formas de hacer las cosas, ya que de eso puede aprender y puede aportar al proyecto.
La próxima vez que busques un equipo de software o desees contratar un desarrollador de software temporalmente, analiza sus habilidades no solo técnicas, sino también las blandas, para ver si se ajusta al perfil que necesitas para tu proyecto.
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